La popularidad y la fama de las que goza hoy en día Gaspar Sanz se deben, en gran parte, a una sola composición: el Canarios. Publicado por vez primera en 1674, logró una tremenda popularidad a lo largo del siglo XX. La Fantasía para un gentilhombre (1954) del maestro Joaquín Rodrigo, un concierto para guitarra y orquesta usa temas de Sanz: no por casualidad culmina esta obra con una versión brillante del Canarios. Y si existen ediciones (más o menos críticas) de las piezas de Sanz en el siglo XX -basta con citar solo a las más conocidas, como las de Emilio Pujol, Regino Sainz de la Maza-, entonces siempre hallamos este Canarios. Para un futuro trabajo científico sería muy interesante preguntarse por las causas de la historia de recepción de este Canarios, una danza, que curiosamente no fue tan conocida en los siglos XVIII y XIX. Sea como fuese, Sanz, obviamente no es sinónimo de Canarios: su obra, la Instrucción de música sobre la guitarra española, recopilada en tres libros (1674, 1675 y 1697), es mucho más rica y variopinta y muestra un compositor que domina todos los géneros y técnicas típicos para la guitarra a finales del siglo XVII. Y no sería una exageración decir que con el solo conocimiento de su Instrucción de música uno puede tener una visión completa de la música instrumental de aquellos años (excluimos, desgraciadamente, la música vocal).
Gran parte de la Instrucción son danzas populares como las Folías, el Villano, la Marionas, por citar solo algunas; y, según la práctica de antaño, Sanz las ofrece tanto en una versión de rasgueo (es decir solo con la estructura armónica y los golpes que hay que dar) como también en versión punteado, o, como diríamos hoy en día, "desglosadas en notas". Esta recopilación de danzas en punteado forma, por tanto, una rica fuente, debido a su precisa anotación, para los que estudian las antiguas melodías.
La parte de la Instrucción menos conocida, e incluso hasta hace poco desconocida, es el último libro (1697) que contiene exclusivamente pasacalles. Este género musical, comparable en cuanto a su importancia con el cuarteto de cuerda del siglo XVIII, muestra la verdadera maestría del compositor. Si las danzas están condicionadas y, en cierto modo, limitadas por los pasos del baile y la melodía, aquí, en los pasacalles, existe una libertad mucho mayor para "componer". Estos pasacalles son obras muy extensas y armónicamente atrevidas: representan un campo de experimentación donde Sanz muestra su habilidad e ingenio: son, en resumidas cuentas, "obras maestras".
Un evaluación y apreciación de la obra de Gaspar Sanz sería incompleta si no mencionáramos también la parte teórico-didáctica. La Instrucción quiere ser también un tratado para la realización del bajo continuo (Sanz lo llama "sobre la parte"), por lo que nos ofrece una visión muy detallada de esta práctica común de improvisar sobre un bajo o de realizar el acompañamiento con la guitarra. Aún más, Sanz también nos informa sobre detalles técnicos de cómo hay que encordar la guitarra, cuál es la mejor afinación u otras cosas más: un sinfín de valiosa información sobre la guitarra y su uso/manejo. La Instrucción de Sanz es, en resumidas cuentas, un tratado sobre la teoría musical, una recopilación de melodías, contiene un repertorio original y adaptaciones, pero muestra también una composición ingeniosa en los pasacalles.
Es todo lo que hoy en día desearía cualquier músico y musicólogo de un compositor del pasado.
Thomas Schmitt